Los cactus son plantas resistentes y de bajo mantenimiento, pero aún requieren cuidados específicos para crecer de manera saludable. Aquí tienes algunos consejos para cuidar tus cactus:
LUZ SOLAR
La mayoría de los cactus necesitan mucha luz. Colócalos en un lugar soleado, preferiblemente cerca de una ventana que reciba luz directa del sol. Si los tienes en el exterior, asegúrate de que estén protegidos de la lluvia excesiva.
Todos ellos, independientemente del tipo, necesitan una buena dosis diaria de luz. Y aquí tendremos que saber exactamente qué demanda el tipo que tengamos, ya que mientras algunos necesitan sol directo otros no lo toleran.
Al margen de conocer a fondo las exigencias de la planta que tengamos, hay una forma de hacerse una idea de la tolerancia y necesidad de sol que pueda tener un cactus. Si cuenta con un buen número de espinas y, además, son fuertes; o si tiene las vellosidades tan características de esta familia botánica es más que probable que tolere sin inconvenientes estar a pleno sol. Sin embargo, si carece de espinas, es recomendable encontrarle una ubicación luminosa pero sin sol directo.
RIEGO
Los cactus son resistentes a la sequía, por lo que es importante no excederse con el riego. Riega solo cuando el sustrato esté completamente seco, generalmente cada dos a tres semanas durante la temporada de crecimiento (primavera y verano). En invierno, reduce el riego al mínimo.
La forma ideal para regar un cactus es hacer riegos en profundidad y únicamente cuando el sustrato esté completamente seco. Y no: no vale guiarse por la superficie. Antes de tirar de regadera, es recomendable comprobar que las capas inferiores también lo están.
SUSTRATO
Usa un sustrato específico para cactus y suculentas que permita un buen drenaje. Añade arena o grava al sustrato para mejorar el drenaje si es necesario.
Lo ideal es elegir un sustrato específico para cactus y crasas. Una mezcla especialmente diseñada para facilitar la evacuación del agua sobrante de riego y evitar, así, que las raíces puedan pudrirse. Pero no es la única función de este tipo de tierra. Es importante saber que los cactus no tienden sus raíces en profundidad. Un mecanismo natural que les permite almacenar el agua y la humedad que llega a la superficie del sustrato. Por ello, la tierra que los alberga tiene otro papel: evitar la compactación del terreno y favorecer, así, la absorción de agua.
CUIDADOS DE TUS CACTUS EN MACETAS
Utiliza macetas con agujeros en la base para asegurar un buen drenaje del exceso de agua. Las macetas de barro son una buena elección, ya que permiten que el sustrato respire.
Si decidimos cultivarlos en masetas, únicamente tendremos que extremar las precauciones con dos aspectos. El primero: garantizar que el drenaje cumple a la perfección con su función. Y es lógico: plantado en tierra, nuestro cactus puede tener alguna oportunidad de dar esquinazo a un exceso de agua ya que el sustrato alrededor de sus raíces puede perder humedad mojando el que le circunda. Dentro de una maceta, esto es imposible.
Es fundamental elegir entre los distintos tipos de macetas la más adecuada para este tipo de planta. ¿De cuál hablamos? De las macetas de barro: unos contenedores que, gracias a la porosidad del material con el que están elaboradas, facilitarán la evaporación de humedad y mantendrán frescas las raíces.
Utiliza macetas con agujeros en la base para asegurar un buen drenaje del exceso de agua. Las macetas de barro son una buena elección, ya que permiten que el sustrato respire.
TEMPERATURA
La mayoría de los cactus prefieren temperaturas cálidas y no toleran las heladas. Protege tus cactus de las temperaturas extremadamente frías.
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Fertilización: Los cactus no requieren mucha fertilización. Aliméntalos con un fertilizante equilibrado diluido en primavera y verano, aproximadamente una vez al mes. No fertilices durante el invierno.
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Poda: La mayoría de los cactus no necesitan poda regular. Solo debes eliminar las partes muertas o dañadas. Utiliza guantes para protegerte de las espinas.
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Plagas y enfermedades: Los cactus son resistentes a muchas plagas y enfermedades, pero ocasionalmente pueden ser atacados por ácaros, cochinillas o pulgones. Inspecciona tus cactus regularmente y trata cualquier plaga o enfermedad de manera oportuna.
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Transplante: Transplanta tus cactus a macetas más grandes cuando sea necesario, generalmente cada dos a tres años. Esto les dará más espacio para crecer y renovará el sustrato.
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Manipulación: Ten cuidado al manipular los cactus, ya que sus espinas pueden ser afiladas. Usa guantes o pinzas para evitar heridas.
Recuerda que existen muchas variedades de cactus, y algunos pueden tener necesidades específicas. Siempre es recomendable investigar las necesidades particulares de tu tipo de cactus y adaptar los cuidados en consecuencia.